Recorrió el Distrito para la inauguración de la Escuela Normal de Banfield y encabezó un acto de extensión del agua. También vino de sorpresa a Temperley, y a la reanudación del tranvía.
En varias oportunidades, a través de este contacto semanal en las páginas de La Unión, compartimos hechos históricos, anécdotas más o menos conocidas de Lomas de Zamora, donde hombres y mujeres tuvieron incidencia destacada.
Por cierto que muchas de esas menciones estuvieron relacionadas directamente con vecinos notables, personas que dejaron su marca en nuestra comunidad.
En este caso no se trata precisamente de alguien que haya vivido en Lomas, pero sí de alguien muy importante, una mujer que marcó una época trascendente de la Argentina y que seguramente fue la más conocida en el exterior.
Pero como esta columna está dedicada a reflejar hechos importantes ocurridos en Lomas, hoy nos ocupamos de las cuatro visitas que una personalidad destacadísima de la política nacional hizo a esta ciudad: María Eva Duarte de Perón.
Fueron cuatro pasos que dio “la abanderada de los humildes” y a los que ya nos referiremos, pero antes vamos a repasar datos biográficos de Evita.
El nombre de Eva fue cambiando con el tiempo. Su nombre de bautismo fue Eva María Ibarguren como surge del acta parroquial.
Sin embargo desde niña fue conocida como Eva María Duarte y así fue inscripta en la escuela de Junín. Una vez en Buenos Aires, Eva adoptó el nombre artístico de Eva Durante que cambiaba con el de Eva Duarte.
Al contraer matrimonio con Juan Domingo Perón en 1945 su nombre legal fue establecido como María Eva Duarte de Perón. Después de que Perón fuera elegido presidente, tomó el nombre de Eva Perón, tal como fue denominada su fundación. Finalmente, a partir de 1946, aproximadamente, el pueblo comenzó a llamarla Evita.
Con respecto a su nombre, ella misma dice en “La razón de mi vida”: “Cuando elegí ser Evita, sé que elegí el camino de mi pueblo. Ahora, a cuatro años de aquella elección, me resulta fácil demostrar que efectivamente fue así. Nadie, sino el pueblo me llama Evita. Solamente aprendieron a llamarme así los descamisados.
Los hombres de gobierno, los dirigentes políticos, los embajadores, los hombres de empresa, profesionales, intelectuales, etc., que me visitan suelen llamarme Señora, y algunos incluso me dicen públ icament e Excelentísima o Dignísima señora, y aun a veces Señora Presidenta.
Ellos no ven en mí más que a Eva Perón. Los descamisados, en cambio, no me conocen, sino como Evita”. Bien, ya como Primera Dama, Evita visitó Lomas de Zamora en cuatro ocasiones.
En 1948, estuvo al frente de la inauguración de la Escuela Normal de Banfield, el edificio que ocupa una manzana en Manuel Castro, Monteagudo, Las Heras y Azara.
Unos meses más tarde, volvió a nuestro barrio para encabezar un acto mediante el cual se habilitó una extensión de las redes de agua corriente en el barrio Laprida.
En parte de su recordado discurso del 26 de junio de 1948, Evita señaló: “Mis queridos descamisados de Lomas de Zamora, con profunda emoción vengo por segunda vez a esta simpática ciudad, trayéndoles una obra del Plan Quinquenal por la cual brega tanto nuestro querido Presidente, el General Perón.
Esta obra que hoy se inicia debía haber estado realizada hace ya 50 años. Pero el General Perón, que está en la Casa de Gobierno trabajando y luchando, va poco a poco realizando todo lo que el pueblo argentino necesita, no solo en lo material sino también en los moral y espiritual”.
Otra visita, que no fue comunicada a los medios de comunicación de entonces ni a los vecinos, obviamente, fue para realizar una gestión política. Evita fue traída por su chofer, sin custodia, a la estación de trenes de Temperley.
Por esos días, los trabajadores ferroviarios estaban en un conflicto gremial por reivindicaciones salariales y proyectaban una huelga contra el Gobierno de Perón.
La sorpresa de los delegados gremiales y trabajadores fue mayúscula cuando Evita se presentó ante una asamblea y comenzó a cuestionar los reclamos con un encendido discurso en el andén número 4 de la estación.
La cuarta y última visita de Eva a Lomas ocurrió por un pedido de su colaborador y ex diputado nacional, vecino lomense, Adolfo Bianchi Silvestre.
Evita llegó a Banfield, al cruce de la calle Vieytes y las vías del Ferrocarril Roca, para asistir a la esperada reanudación del servicio de Tranvía de Francisco Siritto, cuyo recorrido llegaba desde ahí hasta las alejadas localidades de Villa Fiorito e Ingeniero Budge.
Seguramente habrá muchos vecinos que recuerdan estas visitas o algunas de ellas porque eran chicos o jóvenes en aquella época. Habrán simpatizado o no con el peronismo, pero lo que es cierto es que la presencia de Evita por Lomas no pasó desapercibida.
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