El inmigrante norteamericano cedió un sector de su quinta para construir la calle que conectaría Lomas y Temperley. Además, financió de su bolsillo parte del adoquinado.
En varias oportunidades les conté algunos hechos que ayudaron a formar la historia de nuestra querida ciudad.
Muchos de ellos tenían que ver con anécdotas, lugares, instituciones y pioneros de Lomas de Zamora.
Hoy quiero retomar este apasionante sendero que nos lleva a descubrir o enterarnos de cómo comenzaron a gestarse algunos hitos de identidad. Es el caso de conocer, por ejemplo, por qué una calle o avenida de Lomas se llama así.
Obvio, más allá de los próceres que todos conocemos de estudiar la historia argentina. Aunque muchos de ustedes seguramente la transitan a diario, ya sea porque viven cerca, estudian o trabajan en su zona de influencia, hay una avenida céntrica que no es muy extensa, pero que recorre un trayecto vital en el pulso de nuestro barrio: la avenida Meeks.
Son pocas cuadras, sí, las que unen a las estaciones ferroviarias de Lomas y Temperley, pero que en esa distancia incluye una zona comercial importante.
También están ubicadas instituciones sociales y educativas, lugares de diversión y residencias de categoría. Ahora bien, ¿por qué esta avenida se llama Meeks? Así se la denominó en homenaje al ciudadano norteamericano Francis Joseph Meeks, de descendencia irlandesa y emparentado con George Rogers Clark, uno de los firmantes del acta de independencia estadounidense.
Francis Meeks llegó a la Argentina en 1840 y puso un estudio fotográfico junto a John Kelsey en Esmeralda 44, en la ciudad de Buenos Aires.
Entre sus mejores logros figura un daguerrotipo de José Hernández, autor del Martín Fierro, de cuerpo entero, cuando tenía 20 años. Meeks se casó y tuvo tres hijas: Clementina, Rosario y Lila; y un hijo, Francisco José, que posteriormente se casó con Josefina Casalins y vivió en Lomas en su quinta “Paradise Grove”.
Su esposa pertenecía a una de las familias destacadas de Chascomús, que a su vez tenían lazos familiares con otras de Lomas.
En esa época, Francisco Meeks era el dueño de la cabaña Santa María, para la cual en 1888 importó 22 vacas Hereford por valor de $ 1.000 cada una.
En enero de 1885 fue nombrado Tesorero de la Municipalidad de Lomas de Zamora y ese mismo año la comuna lo declaró inepto para el servicio militar como era costumbre entre la gente acomodada de la época.
Un mes más tarde renunció a su cargo, pero al año siguiente fue electo presidente de la Municipalidad. Debido a las dificultades que existían para comunicarse entre Lomas de Zamora y Temperley por las quintas de Meeks y del Arca, deciden ceder el sendero paralelo a las vías del tren a la Municipalidad.
El temperamento fuerte y personalista de Meeks, que intentó gobernar sin mayor injerencia del Concejo Municipal, produjo enfrentamientos que luego lo llevaron a renunciar.
Hasta ese momento, como la Municipalidad no había abierto la calle, Meeks propuso ceder 17 metros de ancho del sendero y financiar por su cuenta el adoquinado al frente de sus quintas, corriendo el resto a cargo de los vecinos y la Comuna.
Se cerró el acuerdo y la Municipalidad se comprometió a barrer y colocar 12 metros de plantas de acacia y darle preferencia a esta calle si en el futuro llegaba el servicio de tranvía.
Pero la condición más importante para Meeks era que la calle llevara su apellido. Así fue nomás. Esta fue la primera arteria vial adoquinada de Lomas y desde entonces, todos los sábados, fue el lugar de paseo obligado entre Lomas y Temperley durante muchos años.
Existe un dato curioso y jugoso para quienes leen este diario: el 12 de abril de 1897, “La Unión” publicó: “La avenida Meeks estuvo poco concurrida debido a la baja temperatura.
La banda de música no concurrió. Pocos carruajes. La estación en la noche estuvo bastante concurrida, aunque se notaban los claros dejados por las familias que se ausentaban a la capital y las que, por temor al frío, no concurrieron”.
Meeks fue un hombre inquieto y polémico. Pionero, emprendedor, pero también contradictorio y audaz. Se podrá considerarlo o no, pero debido a lo que hizo en Lomas es difícil ser indiferente.
Murió a los 87 años, en 1946, en la pobreza. Con el tiempo fue perdiendo su patrimonio y sus últimos años fueron muy duros.
Ante esta penosa situación, el diputado Lucino gestionó y logro aprobar un importante subsidio de $ 20 millones para que pudiera sobrellevar sus penurias económicas.
En fin, amigos de La Unión, espero que hayan disfrutado este recuerdo de uno de los hombres que marcaron nuestra historia barrial.
Esta nota está confundiendo a Francis J. Meeks, nacido aproximadamente en 1806, con su hijo Francisco José, nacido en 1859.
ResponderEliminarAdemás, la referencia al origen Irlandés. Me gustaría aclarar que F.J.Meeks es norteamericano, pero no de origen irlandés. El inmigrante original a EE.UU. es Edward Meeke, nacido en Inglaterra, emigrado a USA, radicado en Nueva York y fallecido en 1689, y que dió origen a una rama Meeks en USA, de la cual es descendiente el F.J.Meeks que nos ocupa (Virkus, "The abridged compendium of american genealogy" y Cornelius Burnham Harvey (ed), "Genealogical history of Hudson and Bergen Counties", New Jersey, 1900).
Hay otros Meeks en la Argentina, estos sí de origen irlandés, aunque sin ninguna relación con F.J. (Eduardo Coghlan, "Los irlandeses en la Argentina", Bs.As. 1987).
Gracias Marcelo. Estaba por observar algo parecido, en la misma nota se contradicen las fechas, si falleció en 1946 a los 87 años, imposible que haya venido a la Argentina en 1840... Claramente el de Lomas es el hijo. Tenés alguna información adicional sobre ellos?
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